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Fiscalidad cripto: errores comunes que te pueden costar caro

En el fascinante y volátil mundo de las criptomonedas, donde comprar Bitcoin con tarjeta prepago se ha vuelto tan fácil como pedir una pizza por internet, muchos usuarios olvidan que, al otro lado del espejo, les espera la implacable figura de Hacienda.

Y es que, en el universo fiscal español, no declarar, adecuadamente, tus movimientos cripto puede salirte más caro que una noche de copas sin freno. Lo que empieza como una inversión digital inocente puede terminar en un verdadero quebradero de cabeza si no se actúa con conocimiento y con responsabilidad.

¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo y conoce los errores más comunes que pueden meterte en serios líos.

1. Pensar que Hacienda no se entera

Uno de los errores más frecuentes es creer que las operaciones con criptomonedas son invisibles para la administración tributaria.

Esta idea se basa en una antigua percepción del anonimato cripto que, hoy por hoy, está más que desfasada. España, al igual que otros países de la Unión Europea, ha intensificado sus esfuerzos para controlar los activos digitales.

Desde 2023, los exchanges nacionales e internacionales que operan con residentes españoles deben compartir información con la Agencia Tributaria; además, con la inminente aplicación del reglamento europeo MiCA (Markets in Crypto-Assets) y la Directiva DAC8, el nivel de fiscalización será aún mayor.

Si pensabas que podías “volar bajo el radar”, mejor aterriza antes de que te multen.

2. No declarar los beneficios hasta que se pasen a euros

Muchos inversores creen, erróneamente, que los beneficios solo deben declararse cuando se convierten a euros. Nada más lejos de la realidad, pues, en España, cada permuta de criptomonedas —por ejemplo, cambiar Ethereum por Bitcoin— se considera una operación sujeta a tributación. Y lo mismo ocurre si utilizas cripto para comprar un bien o servicio.

Imagina que compraste Ethereum a 800 € y, luego, los cambiaste por Bitcoin cuando el ETH valía 2000 €. Aunque no hayas tocado un solo euro, ya tienes una ganancia patrimonial de 1200 € y eso debe reflejarse en tu declaración. Ignorar esto puede traerte problemas graves con Hacienda, incluyendo sanciones y recargos por omisión.

3. Olvidar los NFT y otros activos digitales

Los tokens no fungibles (NFTs), metaversos, y demás activos digitales, también, entran en la ecuación fiscal. En los últimos años, ha habido un auge significativo en la compraventa de NFTs en España, pero pocos tienen claro cómo tributar por ellos.

La compraventa de un NFT genera una ganancia o una pérdida patrimonial que debe declararse. Y si obtienes ingresos recurrentes por derechos de autor (por ejemplo, royalties), también, tienes que tributar por ellos como rendimiento del capital mobiliario.

Dejar fuera estas operaciones de tu declaración puede ser como dejar la puerta abierta en una casa llena de joyas: tarde o temprano, te pillan.

4. No llevar un registro detallado de operaciones

Otro error garrafal es no llevar un registro claro y ordenado de todas las operaciones realizadas. La fiscalidad cripto requiere un cálculo minucioso del valor de adquisición y de transmisión para cada operación. Sin una hoja de cálculo actualizada o el uso de herramientas especializadas como CoinTracking, Koinly o Accointing, el caos está garantizado.

A diferencia de los bancos, los exchanges no siempre entregan informes adaptados al formato que exige Hacienda; por eso, si no tienes todo documentado desde el principio, tratar de reconstruir tus movimientos al cabo de un año puede convertirse en una auténtica pesadilla contable.

5. Confiar ciegamente en el exchange

Aunque algunas plataformas ya ofrecen informes fiscales, no puedes depender exclusivamente de ellos. Los exchanges pueden cometer errores, operar en jurisdicciones diferentes o no incluir todas tus operaciones, especialmente, si has hecho movimientos entre varias plataformas o wallets descentralizadas.

Además, recuerda que tú eres el responsable final ante Hacienda, no la plataforma. Como dice el refrán, “el que hace la cama, que la tienda”; si no revisas tus datos, podrías acabar pagando por errores ajenos.

6. No declarar criptomonedas en el extranjero

¿Tienes criptomonedas en exchanges fuera de España? Entonces, presta atención al Modelo 720. Aunque su aplicación a criptomonedas ha generado controversia y se encuentra en constante revisión legal, existe la obligación potencial de declarar criptoactivos ubicados fuera del país si su valor supera los 50.000 €.

Y aunque este modelo ha sido cuestionado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, la Agencia Tributaria sigue exigiendo el cumplimiento en determinadas circunstancias. No tener en cuenta este detalle puede meterte en un buen lío, con sanciones que —aunque reducidas recientemente— siguen siendo cuantiosas.

7. Confundir fiscalidad con minería o con staking

Otro campo minado es el de la fiscalidad por minería y por staking. Aquí, ya no estamos hablando de ganancias patrimoniales, sino de rendimientos del trabajo (en el caso de la minería tradicional) o del capital mobiliario (en el caso del staking). Cada uno tiene un tratamiento fiscal diferente y no saber distinguirlos puede distorsionar, completamente, tu declaración.

Por ejemplo, si haces staking y obtienes recompensas en criptomonedas, debes declarar su valor en euros en el momento en que los recibes. Luego, si vendes esas criptos, deberás tributar de nuevo por la ganancia patrimonial generada entre la fecha de recepción y de la de venta. Un doble frente fiscal que muchos pasan por alto.

8. No buscar asesoramiento profesional

Quizás el error más común (y costoso) es pensar que puedes enfrentarte solo a la fiscalidad cripto. Aunque el ecosistema digital promueve el “hazlo tú mismo”, la normativa fiscal española no es precisamente amigable. Entre modelos, tramos, conceptos y criterios de valoración, lo más sensato es contar con un asesor especializado.

No todos los asesores fiscales conocen a fondo el mundo cripto, así que asegúrate de elegir a alguien con experiencia en esta área. El coste de un buen asesoramiento es ínfimo comparado con las multas que puedes recibir por una declaración incorrecta.

9. No incluir las criptomonedas en el impuesto sobre el patrimonio

Si tus activos cripto superan el mínimo exento del Impuesto sobre el Patrimonio (que varía según la comunidad autónoma), también, deberás incluirlos en tu declaración anual. Muchos inversores olvidan este detalle, pensando que Hacienda solo se interesa por los euros en el banco.

Sin embargo, las criptomonedas deben valorarse al 31 de diciembre de cada año y añadirse al patrimonio total. El olvido puede resultar en una sanción y, en algunos casos, en una inspección más profunda.

10. Dejarlo todo para el último momento

Finalmente, uno de los errores más letales es procrastinar. Las criptomonedas requieren tiempo de análisis, de recopilación de datos y de cálculo, y dejarlo todo para los últimos días de la campaña de la renta es una receta para el desastre.

Como bien dice el dicho: “más vale prevenir que curar”. Un inversor informado y organizado no solo evita sanciones, sino que optimiza su tributación dentro de la legalidad, aprovechando deducciones, compensación de pérdidas y otros mecanismos fiscales.

Conclusión: Hacienda no perdona despistes digitales

La fiscalidad de las criptomonedas en España se ha vuelto una asignatura obligatoria para cualquier inversor, tanto novato como veterano. El desconocimiento ya no es excusa y los errores, por pequeños que parezcan, pueden salir muy caros.

Comprar, vender o intercambiar criptos no es pecado. El pecado está en no entender sus implicaciones fiscales. Si te adentras en este mundo sin brújula, podrías terminar en un laberinto burocrático del que es difícil salir.

Así que, si vas a jugar en este tablero digital, hazlo con todas las cartas sobre la mesa. Hacienda ya no ve las criptomonedas como un juego de niños y tú tampoco deberías.