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Los nuevos espacios de coworking priorizan la comodidad sobre la formalidad

Por más de una década, el teletrabajo ha sido parte importante del mundo empresarial, permitiendo no solo asegurar la productividad fuera de la oficina, sino también sumar talento a la fuerza laboral sin importar la distancia geográfica.

La aparición de la pandemia hace más de cinco años potenció esta idea de trabajo remoto, obligando a las empresas a relegar los espacios físicos para mantener la operatividad durante los meses de cuarentena.

Si bien esta crisis llevó a la mayoría de los trabajadores a acondicionar sus espacios para poder trabajar desde casa, en el pasado, el trabajo remoto se llevó a cabo por muchos años únicamente en espacios de coworking.

Para poder mantener la competitividad, las empresas que alquilaban estos espacios se vieron obligadas a evolucionar para satisfacer las necesidades de la población.

Trabajar «como en casa»

Y es que, después de la pandemia, los trabajadores remotos comenzaron a cambiar sus preferencias: buscaban lugares más parecidos al hogar, evitando aquellos espacios de coworking “fríos” donde reinaba la formalidad.

Desde oficinas sin personalidad, hasta ambientes sumamente limitados, estos espacios emulaban la oficina de la que muchos querían escapar. Aunque buena parte de los trabajadores buscan salir de casa para mantener un balance laboral y rutinas mucho más saludables, la mayoría de estos prefiere experiencias que se asemejen a trabajar desde casa.

Esto implica brindar los beneficios del coworking, sin sacrificar las comodidades intrínsecas del hogar.

¿Cómo son los espacios cómodos?

Los proveedores de espacios de coworking que han entendido esta nueva necesidad de los trabajadores remotos han llevado a cabo una serie de remodelaciones importantes para asegurar la creación de espacios cómodos, incluyendo:

  • La implementación de mobiliario ergonómico para evitar lesiones por una mala postura al trabajar.
  • Cuartos privados en los que sea posible hacer llamadas donde se comparta información privada o delicada.
  • Mayor separación entre las estaciones de trabajo.
  • Espacios separados para cada tipo de actividad, desde reuniones y conferencias, hasta proyectos colaborativos.
  • Sistemas de control para evitar el deterioro de las condiciones de trabajo, incluyendo dispositivos como un detector de vape, sensores de ruido, y automatización en el manejo de la temperatura.
  • Sistemas de control de acceso mediante tarjetas o aplicaciones móviles para garantizar la seguridad y la privacidad de los usuarios.
  • Áreas para el esparcimiento que permitan un momento de relajación, pero que también fomenten el networking entre empleados de distintas empresas.
  • Apertura de horarios flexibles para adaptarse a un mayor rango de horarios.

Si bien muchas empresas de coworking no han implementado todas estas mejoras de forma paralela, la realidad es que estos cambios (aunque ocurran de forma periódica) generan un valor sustancial para los trabajadores.

La etiqueta en el coworking

Esto no quiere decir que no se mantenga lo que muchos han denominado como “etiqueta” dentro del mundo del coworking, que implica la adopción de rutinas laborales que tomen en cuenta las necesidades del resto de los trabajadores que comparten el mismo espacio.

Esta etiqueta incluye rutinas básicas como la higiene personal y la organización de espacios, hasta mantener un volumen adecuado al trabajar.

Si bien esta etiqueta debe surgir como iniciativa propia, así como de lineamientos laborales impuestos por los empleadores, la realidad es que los proveedores de espacios de coworking también deben implementar reglas específicas, y utilizar las herramientas adecuadas, para asegurar la armonía dentro de las instalaciones.

Desde guías de comportamiento y reglas contra la discriminación, hasta la instalación de dispositivos para manejar los espacios (cámaras de seguridad, control de acceso, alarmas), las empresas de coworking deben asegurar que se respeten normas básicas en sus instalaciones.

Conclusión

Por muchos años, los espacios de coworking funcionaron como una extensión de las oficinas, permitiendo que las personas trabajaran de forma remota, pero sin demasiadas comodidades que realmente crearan una experiencia cómoda.

En la actualidad, crear ambientes cómodos ya no es una opción, sino una necesidad para mantener la rentabilidad en un mercado cada vez más competitivo. Si bien estas modificaciones pueden ser costosas para muchos proveedores de espacios de coworking, traerán beneficios importantes en el mediano y largo plazo.