Un mundo tan globalizado, hiperconectado y competitivo como el actual requiere de ciudadanos que disfruten de una suficiente capacidad de control mental. Hoy en día, las personas tenemos que demostrar, casi a cada momento, nuestro valor, potencialidades y, sobre todo, no dejar que salgan a flote nuestros miedos y debilidades.
Cada vez se hacen más necesarias las herramientas que nos puedan hacer destacar y enfrentarnos a los retos que nos plantea el día a día. El deporte profesional, con la reciente celebración de los JJ. OO., es un buen ejemplo de ello. La principal estrella del evento, la gimnasta Simone Biles, ha renunciado a varias competiciones aludiendo problemas de ansiedad. De igual manera, hace unos meses, la tenista Naomi Osaka, una de las mejores deportistas en el ranking internacional, se retiró del torneo de Roland Garros, debido a que no podía soportar la alta presión que implica enfrentarse a la competición y a la exposición mediática.
Podría parecer que figuras y referentes que son número uno en su profesión deberían estar preparadas para toda esa presión, pero la realidad es que no siempre es fácil. De ahí que sea tan importante acudir a procesos de coaching que vayan encaminados a fomentar el desarrollo profesional y personal.
Mucha gente sigue creyendo que el coaching es una moda pasajera, incluso algunos creen que es un fenómeno contraproducente, pero la realidad es que se trata de técnicas bien diseñadas. Pretende encontrar apoyo profesional suficiente, lo que va a traducirse en una mejor definición de objetivos personales y profesionales, un mayor grado de adaptación a los cambios, una mejora en las relaciones interpersonales y un mejor aprendizaje sobre la gestión del tiempo.
Los procesos de coaching se relacionan con el cambio. Las dinámicas son siempre muy similares. Consisten en analizar el presente y los eventos pasados que han llevado a una situación de descontrol para, a partir de ahí, comenzar a fijar objetivos y desarrollar planes de acción dirigidos a conseguir las metas establecidas.
En el terreno de las metas, muchas veces los objetivos son donde es necesario poner el foco. Es importante seleccionar aquellos retos que sean alcanzables, medibles y relevantes en su logro. El coach es la figura que puede encauzar el camino hacia esas metas a través de su formación, su experiencia y su relación de vinculación con la persona que necesita ayuda profesional.
Las sesiones de este tipo son necesarias para cualquier persona que encuentra dificultades en su día a día. Las ventajas del coaching se reflejan en aspectos como una mayor creatividad, más facilidad para definir objetivos con claridad y transformación personal, lo que lleva a un aumento en la capacidad de adaptación y a un mayor grado de bienestar personal.
Al final, el coaching lo que permite es descubrir aquellas metas, objetivos, retos y desafíos que le dan sentido a la vida. Aquello por lo que luchar y que hace avanzar en el ámbito profesional y personal. Para llegar a este punto, es vital saber enfrentarse a las dificultades del día a día, a las presiones en el trabajo, los problemas familiares, las dificultades económicas y otras muchas incidencias.
La persona que se pone en manos del coaching experimenta un proceso de transformación personal que está encaminado a lograr mayor independencia en la toma de decisiones. No es una experiencia fácil, pero sí puede ser muy reconfortante. La clave es ponerse en buenas manos y tener espíritu real para superar esas dificultades.
La meditación, la autorreflexión, el coaching, las visitas al psicólogo… todas estas experiencias demuestran que las personas no actuamos como robots. Vivimos en un mundo muy competitivo y demandante, pero somos seres racionales y emocionales.
El equilibrio mental, que es lo que busca el coaching a través del crecimiento personal y profesional, depende de la capacidad de relacionarnos con los demás, soportar la presión que impone la realidad cambiante y la sociedad. Al final, estos procesos buscan el bienestar emocional desde el autoconocimiento, la creatividad, la flexibilidad y la adaptación a los cambios. Intentar no ser sobrepasados por la realidad, pero asumir que eso es posible, y cuando ocurre, acudir a herramientas para conseguirlo.