Los costos y los gastos son conceptos similares y a veces se usan indistintamente, pero existen algunas diferencias que las empresas deben tener en cuenta cuando se trata de tener sus procesos contables al día. Un ejemplo de esto es el complemento de Carta Porte, que exige precisión en los costos relacionados con el transporte de mercancías, ya que estos pueden influir en la contabilidad general.
Si bien es cierto que de manera práctica, un software de contabilidad como Facturama, realiza la separación eficiente de costos y gastos, es necesario diferenciarlos para mejor control de las finanzas empresariales.
En palabras sencillas, un costo se refiere al precio que se paga para adquirir un activo, mientras que un gasto es un gasto continuo, como el pago que se hace al salario de un empleado o el alquiler de un local comercial.
Un costo suele ser un desembolso único para algo que brinda beneficios futuros, mientras que un gasto es un pago recurrente necesario para mantener las operaciones diarias.
Uno de los principales objetivos de los equipos directivos de las empresas es maximizar los beneficios. Esto se consigue aumentando los ingresos y manteniendo los gastos bajo control. Reducir los costes puede ayudar a las empresas a ganar aún más dinero con las ventas.
Sin embargo, si se recortan demasiado los gastos, esto también puede tener un efecto perjudicial. Por ejemplo, pagar menos en publicidad reduce los costos, pero también disminuye la visibilidad de la empresa y su capacidad para llegar a los clientes potenciales.
Las empresas separan sus ingresos y gastos en cada uno de los estados de resultados. El contador registra los gastos usando uno de dos métodos contables: de caja o de acumulación. En la contabilidad de caja, los gastos se registran cuando se pagan. Por el contrario, en el método de acumulación, los gastos se registran cuando se incurren.
Existen dos categorías principales de gastos empresariales en contabilidad:
Los gastos operativos son los gastos relacionados con las actividades principales de la empresa, como el costo de los bienes vendidos, los honorarios administrativos, los suministros de oficina, la mano de obra directa y el alquiler. Son los gastos que se generan a partir de las actividades normales del día a día.
Los gastos operativos se deducen de los ingresos para obtener el ingreso operativo, la cantidad de ganancias que una empresa obtiene de sus actividades comerciales directas.
Un negocio debe administrar sus gastos operativos para asegurarse de maximizar las ganancias; esto por lo regular se hace manteniendo los gastos al mínimo; sin embargo, reducir demasiado los gastos puede bajar en consecuencia la productividad de la empresa.
Los gastos no operativos no están directamente relacionados con las operaciones principales de la empresa. Algunos ejemplos son los cargos por intereses y otros costos asociados con la obtención de préstamos. Se trata de gastos que se producen fuera de las actividades cotidianas de una empresa. Estos costos pueden deberse a reestructuraciones, reorganizaciones, cargos por intereses sobre deudas o inventarios obsoletos.
Los gastos no operativos se separan de los gastos operativos desde una perspectiva contable para poder determinar cuánto gana una empresa con sus actividades principales.
Un gasto es un costo en el que incurren las empresas para llevar adelante sus operaciones. Los gastos pueden incluir también los sueldos, mantenimiento del inmueble, alquiler y depreciación. Los gastos se deducen de los ingresos para obtener las ganancias.
Las empresas pueden deducir ciertos gastos de los impuestos para ayudar a aliviar la carga fiscal y aumentar las ganancias. Esperamos que con esta información tengas total claridad de las diferencias y las principales características de cada uno.