Las dinámicas de trabajo en la modernidad han cambiado considerablemente, en comparación a tan solo una década o dos. Mientras antes los sistemas laborales eran rígidos y jerárquicos, ahora más bien se apuesta a formatos menos verticales, en los que se percibe a los profesionales más como colaboradores que como empleados. De la mano con estas nuevas dinámicas, se ha estudiado la importancia fundamental del descanso en el trabajo, como un método que impulsa no solo el bienestar de la persona, sino también su productividad.
Tradicionalmente se creía que mientras más horas se trabajara, mejores serían los resultados. Pero en esta ecuación no se consideraba el agotamiento físico y mental, así como la pérdida de motivación y creatividad que significa trabajar demasiadas horas con mucha exigencia; la realidad es que incorporar la práctica del descanso en el trabajo mejora en absoluto la experiencia laboral. En definitiva, se trata de una poderosa herramienta para maximizar el rendimiento, reducir el estrés y mejorar la creatividad.
El descanso durante la jornada laboral no es una pérdida de tiempo, sino una inversión inteligente en el rendimiento. Numerosos estudios demuestran que las personas que toman descansos regulares son más eficientes en su trabajo y tienen un mejor enfoque que aquellos que intentan trabajar sin pausas.
Ahora bien, ¿Por qué crees que pase esto? Pues se sabe que nuestro cerebro tiene una capacidad limitada para mantener la concentración y la atención de una manera continua. Esto implica que después de trabajar por un período largo de tiempo, nuestro foco y productividad comienza a reducirse. Cuando nos tomamos una pausa para descansar le damos al cerebro la posibilidad de recuperarse, de reiniciarse. De este modo, podemos volver al trabajo con una claridad mental renovada, y con mejores capacidades para la resolución de problemas.
Por supuesto, además de lo netamente enfocado en productividad, el hábito del descanso en el trabajo también impacta en el bienestar personal de cada colaborador. Detenerse oportunamente implica combatir la fatiga mental, evitar el estrés y la saturación. Cuando descansas en medio de tu jornada laboral, se renueva tu energía y también tu motivación para seguir con los desafíos del día.
Si bien el concepto de descanso en el trabajo puede ser simple de entender, hay diferentes tipos de descansos de acuerdo a las características de la labor que se realice, a las características de la persona y sus objetivos laborales. Te compartimos algunas tipologías y sus beneficios.
Uno de los formatos de descanso en el trabajo más eficaces es el de los microdescansos. Se trata de pausas muy breves, de entre tres a cinco minutos, que se pueden tomar cada treinta a sesenta minutos de trabajo. Son cruciales para combatir tanto la fatiga ocular como la tensión física que puede generar pasar muchas horas en la misma posición. Levantarse, estirarse o simplemente cerrar los ojos durante un minuto puede revitalizar tu mente y cuerpo.
Tomar un descanso más largo, de 15 a 30 minutos, en algún punto de la jornada laboral es una excelente manera de recargar energías. Se trata de espacios de tiempo más largos, que te permiten una desconexión total de la actividad que hayas estado realizando. Sea salir a caminar, ir por un café o conversar con un compañero, son hábitos que ayudan a que tu cerebro se distancie de sus tareas regulares. Si además aprovechas este tiempo para moverte con algún tipo de actividad física o ejercicios de estiramiento, favoreces la oxigenación cerebral y la circulación. Te sentirás más relajado, enérgico y con foco para seguir con tus desafíos cotidianos.
El ejercicio ligero durante el descanso puede tener un gran impacto en la productividad. Muchas empresas están adoptando la idea de “descansos activos”, que implican realizar movimientos suaves o estiramientos durante unos minutos. Este tipo de descansos no solo ayuda a despejar la mente, sino que también alivia la tensión muscular y mejora la circulación, aumentando los niveles de energía.
Tomar la costumbre del descanso en el trabajo como un aporte al bienestar y la productividad es una función de dos: En primer lugar, el colaborador debe tener el deseo de implementar estas nuevas técnicas, pero también es fundamental que el ambiente de la empresa sea permeable a esta clase de iniciativas y construcción de hábitos. Una empresa que construye una cultura en la que se valora el descanso como una herramienta para el éxito, será seguramente un mejor lugar para trabajar. Veamos algunos consejos para lograrlo.
Tener áreas designadas para descansar puede animar a los empleados a tomarse el tiempo necesario para desconectar. Un ambiente cómodo, con sofás, plantas, luz natural y quizás un rincón de café, puede proporcionar un lugar perfecto para relajarse durante unos minutos.
Otra de las claves para que el descanso en el trabajo sea realmente eficaz y productivo, es que la empresa promueva la actividad física. Puede ser a través de ejercicios de estiramiento durante la jornada laboral, o quizá organizando jornadas especiales como clases de yoga. Esto tiene un impacto positivo, no solo en la productividad sino en la mejora general de la salud de las personas y en el clima laboral.
Además, también es importante que el descanso forme parte de la cultura de la empresa. Por ello, deben fomentarse las pausas como una parte integral, efectiva y necesaria de la jornada laboral. Se trata de un aporte a la calidad de vida de todos, que debe guiarse para que también impacte positivamente en el ánimo, la energía y la dedicación a cada proyecto.
En definitiva, el descanso en el trabajo no es una distracción ni una pérdida de tiempo. Muy por el contrario, es una estrategia poderosa y eficaz para mejorar la productividad, la creatividad y el bienestar general de los empleados. Anímate a probarlos y mejorar tu experiencia laboral de manera integral.