En el mercado empresarial todas las compañías están a la búsqueda de mejorar su posición. La creatividad es un factor clave para lograrlo. Y la tormenta de ideas o brainstorming puede elevar los índices originalidad de una manera insospechada. Pero ¿cómo hacer una lluvia de ideas realmente eficaz? En este artículo te brindamos la información que necesitas.
Comencemos por lo básico: una rápida definición. Una lluvia de ideas es una técnica de trabajo en equipo en la que todos los miembros de un equipo aportan sus ideas sobre un determinado tema. Fue ideada en el año 1939 por Alex Faickney Osborn.
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La tormenta de ideas tiene muchos beneficios. Por ejemplo, privilegia la participación de los empleados. De esta manera, se sentirán más escuchados e identificados con el trabajo que hacen. Así, además, aumentarás su motivación laboral.
Por otra parte, la lluvia de ideas hace posible obtener un número considerable de opiniones en un tiempo relativamente corto. Incluso, ideas que en un primer momento parecen negativas pueden ser reutilizadas en futuros proyectos.
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Ahora, ¡atento! Pues ya comenzamos a explicar cómo se hace una lluvia de ideas.
Aparentemente es muy sencillo. Sin embargo, hay varios detalles que debes cuidar. Un elemento que falle puede determinar el fracaso de toda la técnica.
La lluvia de ideas es un proceso. Y como tal podemos hablar de diferentes pasos o momentos. Por ejemplo, a grandes rasgos es válido señalar la fase de preparación, de ejecución y de análisis. Veámoslo con más detalle los pasos para hacer una lluvia de ideas.
Es fundamental hacer una buena preparación de la actividad, pues el objetivo debe quedar claro para todos antes de comenzar la generación de ideas. En esta fase solo participa el moderador o facilitador.
¿Quién es esta figura? Es una persona carismática, con capacidad de liderazgo, tolerante y de mente abierta. Por lo general, durante este paso trabaja solo. También en ocasiones puede estar acompañado de otros empleados. Su función durante la ejecución de la tormenta de ideas será organizar y mediar toda la información que se maneje.
Durante esta fase de preparación hay varias interrogantes que el moderador debe resolver claramente:
El número de los participantes es dependencia del objetivo que se persiga y las características del equipo de trabajo. De todas maneras, se recomienda la presencia de entre 10 y 15 empleados. Con más empleados se corre el riesgo de repetir y perder ideas.
Aquí el moderador debe tener en cuenta la jerarquía, el género, la lengua, los caracteres, la experiencia. ¿Por qué? Pues todos esos factores pueden influir en que uno de los empleados decida no participar. Por ejemplo, en una corporación multinacional hay trabajadores de diferentes países. Quizás en tu equipo hay alguno que no domina el español o el inglés a la perfección y se siente cohibido a la hora de hablar. El papel del moderador es entonces combinar personalidades y armar un team equilibrado en el que todos se complementen.
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No por último es el menos importante. Antes de iniciar una lluvia de ideas la situación problémica a discutir debe ser bien precisa. Se recomienda, además, la discusión de un solo tema en cada sesión. Lo contrario puede crear caos.
Por supuesto, la cantidad de reglas y cuáles son depende en gran medida del contexto. A partir de las características del problema a debatir y del equipo de trabajo, el moderador establecerá las leyes que deben seguirse. Por ejemplo, para aprovechar el tiempo, se piden intervenciones cortas y precisas.
Ahora bien, hay dos que nunca pueden faltar. La primera: en la lluvia de ideas se privilegia la cantidad sobre la calidad. Esto quiere decir que todas las opiniones se tienen en cuenta. Una idea que parece mala al principio, puede combinarse luego con otra y dar lugar a una alternativa brillante en la resolución de un problema.
La segunda regla: ¡di no a las críticas! Nada es tan dañino en una sesión de tormenta de ideas como las críticas. Estas inhiben la participación de los empleados. Y ¡recuerda! Un trabajador en silencio es una opinión perdida.
Lo primero que debe informarse al equipo trabajo es el objetivo del debate. Este debe estar siempre a la vista de todos. Para eso, el moderador puede utilizar un pizarrón o una diapositiva. No debe olvidar enunciar las reglas de la sesión.
Y luego ¡a generar ideas! Hay muchas maneras de organizar esta fase de la actividad. Puede emplearse el método directo a través del cual todos los participantes comienzan a decir sus ideas de manera espontánea. Libre de cualquier preparación previa.
Por el contrario, a veces se prefiere un método más individual. En este caso, cada empleado escribe durante algunos minutos sus sugerencias y luego en un debate colectivo se comparan todas las opiniones.
Existen recursos incluso más originales. Por ejemplo, el llamado Figure Storming en el cual se asume la posición de una figura pública para dar solución a un problema.
Cuando todos los participantes terminan de generar ideas o de desarrollar las ya propuestas, entonces el paso 3 concluye. Sin embargo, no es el final de la actividad. Pues ¿cómo hacer una lluvia de ideas sin un análisis de los resultados?
Este es el momento para relacionar y combinar las ideas. Tal vez incluso organizarlas jerárquicamente. Las sugerencias que generaron dudas pueden ser aclaradas y lo que resulta repetitivo, desechado.
Ahora bien, ¡cuidado con lo que descartas! Puedes herir la sensibilidad de la persona que lo propuso. Como consecuencia, perderás su participación en futuros debates.
Después de llegar a una conclusión se pasa a la redacción de un documento. Esta tarea puede estar a cargo del moderador o un secretario. Depende de la dinámica del equipo.
Lo importante de este paso es registrar todo lo ocurrido en el debate. En especial, el resultado final con las alternativas propuestas antes un determinado tema. Como ya dijimos antes, es fundamental tener toda la información recogida en un informe porque nunca sabemos cuándo podemos volver a utilizar una de las ideas allí plasmadas.
La tormenta de ideas es una técnica muy utilizada en las reuniones del sector empresarial hoy día. No solo porque potencia la participación, sino también porque crea un clima laboral más ameno y democrático del que todos se sienten parte.
Cómo realizar una lluvia de ideas es una pregunta que siempre debes contestar antes de cada sesión pues de ello dependerá su éxito. Estudia los pasos aquí propuestos y tendrás una guía fiable y efectiva de tu lado.