EUno de los temas más importantes dentro de cualquier empresa u organización son los conflictos laborales, debido a que pueden afectar todo el clima en el sitio de trabajo y realmente se pueden llegar a convertir en un problema que afectará la productividad, rentabilidad, puede disminuir los niveles de producción y, en definitiva, alterar todo el ecosistema laboral.
Es cierto que los desacuerdos entre los miembros del equipo de trabajo son inevitables, pueden surgir por diversas razones, desde diferencias de opinión hasta problemas personales, sin embargo, es tarea de los líderes saber hacer un eficiente manejo de los conflictos laborales. Por eso, en Coworkingfy hemos preparado este artículo, donde hablaremos sobre qué son, cómo prevenirlos y cómo lograr un equipo de trabajo más cohesionado y productivo. ¡Sigue leyendo!
Un conflicto laboral se puede definir como cualquier problema que surja dentro de un entorno profesional. Pueden presentarse por cualquier motivo, desde la distribución de tareas y responsabilidades, hasta problemas de comunicación, diferencias de opinión, o incluso, una competencia entre los miembros del equipo. Es decir, pueden ser de índole emocional y otros responder a cuestiones lógicas.
Es obvio que un sitio de trabajo lleno de conflictos puede generar problemas y angustias para los empleados. Por ejemplo, puede aumentar el número de renuncias, ya que el talento humano preferirá irse a otra empresa donde haya un mejor ambiente. No obstante, los conflictos laborales no siempre son una cosa mala, debido a que pueden proporcionar una oportunidad para la reflexión, el aprendizaje y el crecimiento.
Los conflictos laborales se pueden clasificar en varias categorías. Las tres principales son según los implicados, según la causa que genere el conflicto y según sus consecuencias.
Se refieren a los conflictos internos que una persona experimenta. Pueden ser causados por la falta de confianza en sí mismo, la ansiedad, la indecisión, la falta de motivación, la inseguridad, la insatisfacción con el trabajo, entre otros. Estos conflictos pueden afectar la calidad del trabajo y la eficacia en el desempeño laboral.
Estos son los desacuerdos entre dos o más miembros del equipo. Estos conflictos pueden ser causados por malentendidos, competencia, diferencias de personalidad, entre otros.
Los conflictos laborales también pueden ser intragrupales. Suceden dentro de un mismo grupo de trabajo. Por ejemplo, cuando los miembros del equipo tienen valores diferentes.
Suceden cuando hay desacuerdos entre dos o más grupos de trabajo. Por lo general, son de carácter colectivo, debido a que hay varios involucrados. Este tipo de conflicto se produce cuando los miembros de los equipos compiten por recursos, reconocimiento, o promoción. Puede ser perjudicial para el equipo si la competencia se vuelve demasiado intensa y se pierde de vista el objetivo común.
Este tipo de conflicto surge cuando los miembros del equipo tienen personalidades incompatibles. Puede ser difícil trabajar con alguien que tiene un estilo de trabajo diferente al propio.
Se produce cuando los miembros del equipo no están seguros de cuáles son sus responsabilidades y roles en el trabajo. Esto puede provocar malentendidos y errores en la distribución de tareas.
Pueden tener lugar cuando no hay transparencia en la información que se comparte o cuando la comunicación es totalmente unilateral. Puede ser resuelto a través de una comunicación clara y abierta entre los miembros del equipo, asegurándose de que cada uno entienda la perspectiva de los demás y evitando suposiciones.
Son un tipo de conflicto donde el foco de interés es la empresa. Por ejemplo, cuando hay discusiones acerca de cómo debería ser la estrategia de venta. Una de las particularidades de este tipo de situaciones es que pueden servir para el crecimiento de la empresa y, al final, quedará beneficiada.
Solo afectan a la empresa, ya que el centro del conflicto está muy alejado de los objetivos laborales. Este tipo de conflictos puede ser bastante perjudicial si no se atienden en el debido momento.
Una comunicación efectiva es fundamental para prevenir los conflictos laborales. Los empleados deben sentirse cómodos compartiendo sus ideas, inquietudes y necesidades con sus compañeros y supervisores. La creación de un ambiente de trabajo en el que se fomente la comunicación abierta y honesta puede ayudar a prevenir los malentendidos y las situaciones conflictivas.
El siguiente paso para prevenir los conflictos laborales es tener un organigrama bien definido, para que todos los involucrados sepan cuál es su cargo, qué responsabilidades les toca cumplir, quiénes serán los miembros de su equipo, entre otras cuestiones.
Es importante que los empleados conozcan claramente cuáles son las expectativas de la empresa y los objetivos a alcanzar. Cuando todos tienen una visión clara de lo que se espera de ellos, pueden trabajar juntos de manera más efectiva para alcanzar las metas de la empresa.
La formación y la capacitación pueden ser herramientas valiosas para prevenir los conflictos laborales. Los empleados deben contar con las habilidades necesarias para realizar sus trabajos de manera efectiva, pero también es importante que se les brinde formación en habilidades sociales y de comunicación. Para ello, se puede intentar con los distintos tipos de coaching y es deseable que se apliquen jornadas de dinámicas de grupo.
Asimismo, la creación de un ambiente de trabajo en el que se valoren y respeten las opiniones y los puntos de vista de todos los empleados puede ayudar a fomentar el trabajo en equipo y la colaboración. En esa misma línea, ¡reconoce y recompensa los logros y esfuerzos de los empleados para fomentar la motivación!
Las actividades fuera del ambiente laboral o el team building, en general, puede servir para que todo el equipo sepa que existe una diferencia entre lo personal y lo profesional. Esto hará que todos puedan poner en contexto cualquier problema o situación. ¡No escatimes en recursos para que esto sea lo más cómodo posible para todos!
Una de las mejores estrategias para solucionar conflictos laborales es mantener una actitud imparcial. En ese sentido, los involucrados al sentir que están ante la presencia de una persona objetiva, se esforzarán por dejar ver sus preocupaciones, dar argumentos sólidos e, incluso, estarán más dispuestos a encontrar una solución.
Una técnica efectiva para resolver conflictos es el diálogo honesto y constructivo. Esto significa que los miembros del equipo deben sentarse y hablar abiertamente sobre sus diferencias y tratar de entender la perspectiva del otro. Durante la discusión, es importante escuchar con atención, mantener la calma y evitar atacar a la otra persona.
Tú, como mediador, debes evitar caer en rumores y chismes. Es decir, incluso si las emociones están elevadas, es crucial mantener la compostura y tratar a todos con respeto. El lenguaje corporal también es importante. La postura, el contacto visual y la expresión facial pueden transmitir una actitud positiva y constructiva.
Haz preguntas e investiga hasta que tengas respuestas a preguntas similares a: ¿cómo surgió el conflicto?, ¿cuál es la verdadera causa?, ¿por qué no se sienten satisfechos?, ¿cuál es la solución que cada uno plantea? Cuando se discutan estas respuestas, enfócate en los hechos en lugar de las emociones.
Identifica las áreas de acuerdo y desacuerdo que existen entre ambas. Trata de encontrar soluciones beneficiosas que satisfagan las necesidades de todos los involucrados. A veces, es posible que debas ceder un poco para encontrar una solución satisfactoria.
Asimismo, anota las propuestas que van surgiendo para, posteriormente, aplicar las que estén dirigidas hacia el bienestar de todos. Determina las responsabilidades que tiene cada parte en la resolución del conflicto laboral. Distribuye las tareas y los pasos que deben seguir para evitar que nuevamente se presente el problema.
Si el problema continúa una vez que se han seguido los pasos anteriores, es momento de buscar ayuda externa. Esta tercera persona debe ser un mediador profesional o alguien totalmente ajeno a la empresa.
¿Resolviste el conflicto? Continúa vigilando el entorno y preguntando a las dos partes cómo se sienten. Recuerda siempre que los conflictos pueden ser una oportunidad para aprender y crecer como equipo. Después de resolver un conflicto, reflexiona sobre lo que se hizo bien y lo que se podría hacer mejor en el futuro.
En aquellos casos donde existen conflictos entre grupos o departamentos, lo más común es que se afecte la productividad. Estos conflictos aparecen porque existen desacuerdos en cuanto a la forma en la que debe llevarse a cabo un proyecto.
En ese particular, la solución puede ser crear un grupo de trabajo conjunto entre los dos departamentos para discutir los detalles del proyecto y establecer un plan que abordará las preocupaciones de ambas partes. Se acordará un calendario, un roadmap, una línea de tiempo, y se designará a un miembro del equipo para actuar como coordinador del proyecto y mantener la comunicación abierta entre los departamentos.
Ahora planteemos otro panorama. Es normal que haya conflictos de personalidad. Por ejemplo, dos miembros del equipo pueden tener personalidades muy diferentes y no estar trabajando bien. Puede darse el caso, donde uno sea muy extrovertido y amante de la socialización, mientras que el otro se puede mostrar introvertido y preferir trabajar solo.
¿Qué hacer? Organizar una reunión entre los dos miembros del grupo para que puedan conocerse mejor y entender sus personalidades así como sus estilos de trabajo. Luego, se les deben asignar un proyecto para que trabajen juntos de manera efectiva y es crucial darles la libertad de elegir cómo quieren dividir el trabajo. El resultado será que sepan apreciar las diferencias del otro y cómo pueden encontrar un balance.
Este tercer caso es una ejemplificación de un conflicto entre un miembro del equipo y su supervisor, debido a que el primero considera que no está recibiendo la suficiente orientación por parte de su supervisor, esto lo hace sentir frustrado, lo que directamente impacta en su rendimiento y la calidad del trabajo.
De esta manera, una posible solución es organizar una reunión entre ambas partes y discutir el problema. Luego, se tiene que diseñar un plan de orientación más detallado y establecer expectativas claras para el rendimiento. Además, se deben programar reuniones regulares para revisar el progreso y hacer ajustes, si es necesario.
Los conflictos laborales pueden aparecer en cualquier momento, aunque sepas muy bien cómo prevenirlos. ¡Así que no te agobies y trátalos como algo natural! Además, fomenta una cultura de respeto y colaboración en tu equipo. Esperamos que este artículo te haya sido muy útil. ¡Hasta la próxima!