Cuando se habla de liderazgo es todo color de rosa, se alaba la figura de una persona capaz de tomar decisiones correctas y llevarnos a cumplir con los objetivos en tiempo récord. En torno a la figura del líder existen muchos mitos, por ejemplo, se cree que no pueden cometer graves errores que afecten el rendimiento de sus seguidores. Pero lo cierto es que existe algo conocido como micromanagement o microgestión que puede afectar negativamente a las empresas o proyectos.
En este artículo de Coworkingfy explicaremos cómo la microgestión puede estar saboteando el logro de tus metas. Este fenómeno es tan grave que puede llevar a empleados, seguidores o cualquier persona bajo el mando del microgestor o micromanager a desarrollar el síndrome del burnout o desmotivación laboral. ¿Quieres evitar el micromanagement en tu sitio de trabajo? ¡Sigue leyendo!
¿Cuál es el significado de micromanagement? Se trata de un tipo de gestión empresarial donde el manager o supervisor jerárquico centra su atención en controlar hasta el más mínimo detalles. Este afán de vigilar reduce la autonomía de los trabajadores y limita la creatividad en la empresa. La atención a los detalles por sí sola no es algo malo, el problema es cuando el análisis es exagerado.
El micromanagement puede ser tan extremo que, en la mayoría de los casos, se llegan a descuidar funciones que representan gran valor para la empresa. Esta constante inspección por la realización de funciones pequeñas evita que los empleados avancen en sus tareas. Además, se les pide precisión y perfección que muchas veces llega a ser imposible de cumplir.
Cabe señalar que el micromanagement, por lo general, no es una filosofía impuesta por la empresa, sino que se trata de un rasgo de la personalidad del líder. Lo peor es que a veces pasa desapercibido y aunque, evidentemente, estas personas no están capacitadas para cumplir este rol siguen allí ganando ascenso y reconocimiento.
En resumen, el micromanagement es el resultado de un jefe o líder con una personalidad controladora ejerciendo una posición de poder. ¿Te resulta familiar algo de lo aquí descrito? Esperamos que no.
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Coexistir con la microgestión puede ser desgastante y lo mejor es que huyas de ese trabajo antes de que sea tarde. Sin embargo, situaciones personales, profesionales y la necesidad de un ingreso fijo pueden llevar a tener que aguantar estas ocasiones poco favorables. Así que toma en cuenta algunos de estos consejos para tener una vida laboral mucho más llevadera.
Trata de ir un paso por delante del micromanager. Ellos no piden tareas diferentes a nuestro rol, solo recuerdan con insistencia lo que tienes que hacer. En ese caso, procura hacerlas con antelación y piensa en qué puede pedirte, así cuando lo haga, ya tendrás trabajo adelantado.
Ahora bien, sabemos que puede agobiar el hecho de que tu jefe te pregunte más de 10 veces al día qué haces y cómo vas. Por eso, una vez más, anticípate. Da reportes cada cierto tiempo, no importa si él aún no te ha pedido información.
De esta manera, el microgestor estará calmado y tú evitarás caer en el mal humor, ¡porque no hay nada más desesperante que tenerlo paseando por tu oficina cada hora y haciendo preguntas incómodas o distrayéndote!
Asimismo, es recomendable que dejes constancia por escrito de todo. ¡No permitas que el micromanager te confunda! Respalda las entregas que haces, las solicitudes que él te pide y ten pruebas de absolutamente todo el proceso laboral.
Por otro lado, conversar positivamente con un micromanager es algo que sucede pocas veces. Pero busca la ocasión perfecta y proponle realizar una tarea sin su supervisión y ofrécele la posibilidad de revisar todo el proceso al terminar. No vas a recibir un sí completamente, no obstante, es un paso para que aprenda a confiar en ti.
Esta comunicación puede llevarte a atreverte a hacerle notar cómo su gestión afecta tu productividad. ¡Siempre con respeto y en un tono adecuado! Recuerda que ser controlador es solo un rasgo de su personalidad, él no siempre estará malhumorado, sino que debajo de esa fachada puede esconderse una persona jocosa.
Afortunadamente el trabajo remoto, el home office y la aparición de herramientas digitales han hecho que las empresas busquen la autonomía de sus empleados. Sin embargo, la microgestión es una realidad que sigue latente, así que para evitar caer en el micromanagement puedes aplicar algunas estrategias que han demostrado dar buenos resultados.
En ese sentido, dale una mayor relevancia al smart working, donde los empleados eligen en qué tiempo van a trabajar, ¡y lo importante es que cumplan con cada una de sus actividades semanales o mensuales! Si aún quieres saber cuántas horas demoran en terminar sus tareas, entonces puedes pedirle que registren sus horas trabajadas en algún software de control de horario como Bizneo, Office Time, Tick, Hours o Toggl.
La evaluación de los empleados y de los procesos de la empresa no solo se mide en términos cuantitativos. Hoy en día lo cualitativo está ganando valor y puede ayudarte a definir en qué aspectos puedes mejorar. ¡Implementar esta forma de evaluación en tu empresa será provechoso! Y con el feedback entenderás factores que quizás estés pasando por alto.
Una evaluación tampoco significa que el proceso tenga que ser asfixiante, elabora indicadores o KPIs que realmente sean útiles. Por otro lado, tienes que mantener abiertos canales de comunicación fluidos y seguros que realmente sean transparentes y que favorezcan la cercanía entre los empleados y los managers.
Finalmente, para evitar ser un micromanager sigue de cerca el hecho de que tus empleados se sientan seguros, motivados y escuchados. Habla con ellos de manera individual. ¡Y para detectar el micromanagement puedes pedir a los trabajadores que den su opinión sobre su estado laboral! Si es anónimo, mejor, de esta forma no sentirán que su respuesta tendrá repercusiones.
Sugerido:
Como ya se ha señalado, el micromanagement está mal visto dentro de las empresas. Esta técnica de gestión pone la lupa sobre los empleados con mucha facilidad y no deja ningún beneficio a largo plazo. La microgestión va ligada con los esquemas de trabajo tradicionales. Además, el microgestor no es un buen líder, no es un modelo a seguir y solo genera rechazo entre sus subordinados. En el caso del macromanagement, es un término relativamente nuevo y se posiciona como el estilo de gerencia del futuro.
La diferencia más destacada entre micromanagement y macromanagement es que, con el segundo, el jefe no interviene y confía en que sus empleados harán su trabajo como mejor les parezca y siguiendo las indicaciones al pie de la letra.
Estamos hablando de un enfoque sin intervención, o al menos la más mínima. Otra de las diferencias es que el macrogestor adopta un estilo de liderazgo que puede incluir la delegación de autoridad y responsabilidades. ¡Es decir, no se sobrecarga de trabajo! Esto provoca que tenga mejor ánimo durante su jornada laboral.
En definitiva, un macromanager es lo opuesto a un microgestor, mientras que uno está visto como controlador, el otro se percibe como cercano y justo. Pero no todo son ventajas, en el macromanagement se puede dar el caso de que no estén directamente informados sobre los problemas cotidianos que enfrenta el equipo.
¿Te has sentido identificado con alguno de los rasgos de los micromanagers? ¿Estás en una situación de este estilo? Esperamos que hayas encontrado las respuestas para enfrentar esta situación en el artículo. ¡Y si asciendes en tu trabajo hasta tener subordinados, recuerda jamás practicar el micromanagement!